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Fuente: Organización Mundial de la Salud
Existen tres tipos principales de radiación ultravioleta (UV) emitidos por el sol. Los más peligrosos, los rayos UV-C que son absorbidos totalmente por la capa de ozono. Los dos tipos restantes, que sí que alcanzan la superficie terrestre, los rayos UV-A y UV-B, tienen un efecto diferente en el cuerpo humano.
UV-A (400 – 320 nanómetros)
La radiación UV-A no causa quemaduras solares. Debido a este hecho, anteriormente fue descartada como posible causa del cáncer de piel, pero investigaciones más recientes han demostrado una relación indiscutible entre los rayos UV-A y el cáncer de piel.
Los rayos UV-A penetran más profundamente en la piel, donde producen un bronceado intenso pero también causan daños en el tejido conjuntivo de la dermis, provocando un envejecimiento prematuro, la aparición de arrugas y una pérdida del tono de la piel.
UV-B (320 – 290 nanómetros)
La mayor parte de la radiación UV-B que llega a la atmósfera terrestre es interceptada por la capa de ozono. No obstante, la disminución de ésta ha provocado un aumento de los rayos UV-B que alcanzan la superficie terrestre y por lo tanto pueden afectar a la piel.
Las ondas más cortas de los rayos UV-B penetran menos y afectan a las capas más superficiales de la piel donde provocan daños en el ADN y hacen que la piel se broncee como mecanismo natural de protección. Esto se logra gracias a un pigmento marrón (melanina) producido por los melanocitos (células pigmentarias) que se encuentran donde la epidermis se une con la dermis. Este pigmento se transmite a continuación a los queratinocitos que se encuentran en la epidermis para la protección del ADN frente al daño de la radiación.
Si la dosis de UV-B es demasiado alta, la piel sufre quemaduras solares y se inflama, enrojeciéndose como señal de alarma. Estas mismas células inician entonces un proceso de autoreparación para arreglar los daños causados.
Cuanto mayor es la frecuencia y la intensidad con la que la piel sufre quemaduras solares, mayor es la frecuencia con la que tiene lugar este proceso, lo que lleva a reparaciones insuficientes y al daño genético (mutaciones) lo que finalmente puede derivar en la aparición de lesiones precancerosas y cáncer cutáneo.
El Índice UV
El Índice UV es un indicador internacional y científico de la intensidad de la radiación ultravioleta proveniente del sol. Se utiliza para describir la intensidad del sol en un lugar y hora determinados. El índice tiene un rango de 1 a 11 representando el nivel más alto (11), el mayor riesgo de sufrir lesiones cutáneas.