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Información sobre otros tipos de cáncer
El carcinoma espinocelular es el segundo tipo de cáncer de piel más común.
Los carcinomas espinocelulares suelen tener su origen en la queratosis actínica. Se presentan como “bultos” en la piel cubiertos por una costra o como placas de piel rojas y descamativas o como elevaciones córneas semejantes a cuernos. Crecen con relativa rapidez y pueden llegar a ulcerarse o supurar. Con frecuencia se confunden con verrugas.
Los carcinomas espinocelulares pueden localizarse en cualquier zona del cuerpo, incluido las membranas y los genitales, pero es más normal que aparezcan en zonas frecuentemente expuestas al sol, cara, cuero cabelludo, orejas, labios, cuello y extremidades. Son especialmente frecuentes en zonas que han sufrido daño por el sol y, por ello, se producen en piel que tiene otros signos de este daño, como las arrugas o la pérdida del tono de la piel.
Si se detectan en una fase temprana, los carcinomas espinocelulares son fácilmente curables. Por el contrario, si no se tratan, acaban profundizando en la piel y pueden causar deformidades permanentes. En algunas ocasiones, los carcinomas espinocelulares pueden extenderse a los ganglios linfáticos u otros órganos, tornándose en potencialmente mortales. Por consiguiente, se recomienda su tratamiento que generalmente será quirúrgico aunque hoy en día existen otras opciones que debe valorar el dermatólogo.